Comentario
Por parte alemana, y a pesar de la cerrada negativa de Hitler a ceder parte alguna de los territorios ocupados, Kesselring insistía en la conveniencia de retirarse a la línea del Adigio. Desde su punto de vista, esta operación era necesaria con el fin de guardar las espaldas del Reich, dada la proximidad de las fuerzas aliadas, que ahora se encontraban ya en el valle del Po. Temía además el general la posibilidad de que se produjese un desembarco a sus espaldas, sobre la costa del Adriático, apoyado por la gran potencia aérea de que disponía el enemigo. Pero esta operación era de hecho irrealizable -aunque él no lo supiese- debido a los elevados costos que había supuesto el ya efectuado en el sur de Francia. Por otra parte, las mismas características físicas del terreno no aseguraban la obtención de un éxito en caso de que la operación hubiese sido emprendida.
Mientras tanto, hacía tiempo que el mariscal Alexander había dirigido una proclama a la resistencia italiana ordenándole el cese de las operaciones durante este período de tregua. Les animaba a mantenerse alerta así como a aprovisionarse de la mayor cantidad posible de armas y a recoger todas las informaciones de interés. La sorpresa y la decepción habían afectado en profundidad a los partisanos, que se vieron hundidos en una crisis interna que aumentó la desconfianza que sentían ya hacia los aliados. Esta situación fue inmediatamente aprovechada por Kesselring, quien informó a sus superiores de que, en caso de disponer de seis divisiones de refuerzo, haría retroceder a sus adversarios hasta el mismo Nápoles. Mientras, la denominada batalla de Bolonia supondría un tremendo desastre para los resistentes, quienes desoyendo las órdenes aliadas se enfrentaron a los alemanes y fueron aplastados.
La primera acción de la ofensiva aliada de primavera tuvo lugar con ocasión de la travesía de la laguna de Commaggio -situada junto al litoral adriático- en la noche del 1 al 2 de abril de 1945. Las dificultades técnicas que se encontraron parecían desaconsejar la prosecución de la operación, pero el general Cobb decidió continuarla, basándose ante todo en la masiva utilización de la artillería. De forma paralela, y de este a oeste, avanzan las fuerzas británicas y neozelandesas, que pocos días después se encuentran con el V Ejército norteamericano en común avance sobre Bolonia. Mientras, eran lanzados fuertes ataques aéreos al norte de esta ciudad sobre las fuerzas alemanas allí estacionadas.
El 21 de abril, una brigada polaca alcanza los arrabales de Bolonia sin hallar resistencia. Poco después estarían allí los norteamericanos y, como elemento simbólico, un contingente de italianos. Pero Hitler, a pesar de lo que esto significa, se niega a dar órdenes para la retirada general, mientras el lanzamiento de unidades especiales de paracaidistas tras las líneas alemanas causa el más profundo desconcierto en la zona de Ferrara.
A partir del día 24, los aliados liberan sucesivamente La Spezia, Ferrara y otras poblaciones. Los partisanos lo hacen en Reggio Emilia y Parma, mientras se producen violentos enfrentamientos en el interior de Piacenza. La batalla por la Línea Gótica se podía dar ya por prácticamente concluida, pero el día 28 proseguían los últimos combates en el Véneto y Turín. En las siguientes horas, las primeras tropas norteamericanas entran en Milán al tiempo que las británicas lo hacen en Venecia, que se conserva absolutamente intacta. Trieste se subleva, y cuando los aliados entran en ella -al igual que en otras importantes ciudades- ya el poder alemán se ha visto sustituido por el de los cuadros de la resistencia.
El día 29 tiene lugar en la ciudad de Casserta la firma del armisticio entre los angloamericanos y las fuerzas alemanas estacionadas en Italia. El comandante militar aliado, general Clark, difunde entonces un mensaje dirigido a los luchadores por la libertad de su país, en el que afirma: "En este día de victoria en Europa, envío un ferviente saludo a todos los patriotas italianos que han colaborado con mis ejércitos en la dura lucha. En este momento de alegría, deseo expresar mi agradecimiento no sólo por vuestro coraje y espíritu de sacrificio, sino también por la valentía demostrada en el campo de batalla... Hombres de muchas naciones han derramado su sangre en Italia por la causa de la libertad. Procurad que no haya sido en vano... Participad como ciudadanos en la resurrección de Italia y celebrad con honor la libertad conquistada a tan alto precio".